26/9/08

SITUACIONES DE RIESGO EN LA INFANCIA. LA DETECCIÓN


La importancia de la detección de situaciones de dificultad infantil es, sin duda, fundamental, debido a las circunstancias que concurren: los que la padecen, por ser niños, no son capaces de denunciarlo; quienes las infringen no acuden de forma voluntaria a buscar solución; y la detección de estas situaciones desde el exterior es difícil de realizar, dado el carácter privado de su escenario, lo que impide una intervención temprana.

Por ello, en el campo de la detección, es fundamental la colaboración de los distintos profesionales (maestros, educadores, psicólogos, médicos, diplomados en enfermería, trabajadores sociales, policías, etc.), que por trabajar en aquellos servicios e instituciones cercanas a la vida cotidiana del niño y la familia, ocupan un lugar privilegiado para observar y detectar la existencia de situaciones de dificultad o desprotección. Estos profesionales pueden realizar grandes aportaciones y es de suma importancia su colaboración en el abordaje de tales situaciones.

¿Qué situaciones pueden considerarse como de dificultad social?

Todas aquellas situaciones que de forma aislada o interrelacionadas constituyan una limitación en el desarrollo integral de los niños/as, abarcando un amplio abanico, entre los que cabría destacar las siguientes:

  • Abandono del niño, sea con una renuncia explícita o implícita por parte de sus padres o tutores.
  • Desatención en sus necesidades básicas de afecto, alimentación, higiene, salud, educación y seguridad.
  • Abusos físicos sufridos dentro o fuera de la familia, tales como palizas, quemaduras, etc.
  • Abusos psíquicos por los que el menor se siente rechazado, amenazado, ridiculizado y aislado, interfiriéndole en la satisfacción de sus necesidades psicológicas, particularmente los que tienen que ver con sus relaciones interpersonales y con la autoestima.
  • Abusos sexuales en cualquiera de sus formas.
  • Falta de escolarización y absentismo escolar.
  • Explotación de diferentes tipos, entre las que destacan la mendicidad y la explotación laboral, obligando al menor a realizar trabajos (sean o no domésticos) que por exceder los límites de lo habitual, deberían ser realizados por adultos, e interfieren de manera clara en las actividades y necesidades escolares del niño.
  • Discriminaciones sufridas por razón de raza, sexo, minusvalía o enfermedades.
  • Pertenecer a un ambiente familiar con graves desestructuraciones, por causa de la problemática en que se encuentran sus padres.
  • Estar integrado en un medio donde las conductas de los adultos promueven en el menor pautas de conductas antisociales o desviadas, particularmente en las áreas de la agresividad, la apropiación indebida, la sexualidad y el tráfico o consumo de drogas.
¿Cómo actuar?

Cuando se tenga conocimiento de algunas de estas situaciones, o se hayan detectado indicios de que se está produciendo un maltrato, se deberá comunicar a alguno de los siguientes servicios:
  • Los Servicios Sociales Comunitarios del municipio correspondiente, por ser las Corporaciones Locales las competentes en el desarrollo de actuaciones de prevención, información, reinserción, en la detección e intervención en los casos que requieran actuaciones en el propio medio aplicando las medidas oportunas de intervención en las situaciones de riesgo.
  • Los Servicios de Atención al Niño de la Delegación de la Consejería de Asunto Sociales de la provincia, siendo estos los competentes en asumir la tutela y guarda de los menores.
  • Teléfono de Maltrato Infantil 900 851 818.
  • Cuando se trate de una emergencia o la gravedad del caso así lo requiera a la Policía, Juzgado o Fiscalía.


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