12/9/11

UNA MAÑANA EN LOS JUZGADOS

Pasar una mañana en el juzgado forma parte de esas obligaciones que van implícitas en el trabajo policial, algo que, sin embargo, mucha gente desconoce.  Los juzgados suelen citar a todos los agentes que hayan participado en alguna detención para que comparezcan al acto del juicio o para realizar cualquier otra diligencia.  Y la obligación te afectará te encuentres de servicio, estés de descanso o estés de vacaciones. Los policías suelen acudir puntualmente a la cita, dado que la no comparecencia te puede traer algún que otro quebradero de cabeza, y lo habitual es  permanecer en el juzgado a la espera de ser llamados durante varias horas.  En ocasiones la espera termina con una conformidad del detenido o del imputado, lo que implicará que no será necesaria la exposición y declaración del policía, o bien termina con una suspensión porque alguien (algún testigo o incluso el propio imputado) haya dejado de acudir al llamado judicial o porque no se haya cubierto algún trámite necesario para la celebración del juicio.

Hace unos días tuve la “necesidad” imperiosa de acudir a uno de esos requerimientos judiciales (seguramente ya acumule entre quince o veinte comparecencias en lo que llevamos de año).  Nada fuera de lo normal.  Un juicio, no rápido (los hechos que se juzgaban habían ocurrido como unos dos años atrás), por un delito contra la seguridad vial.  Imputado por conducir, en este caso no bajo el efecto de bebidas alcohólicas, sino bajo el efecto de drogas (positivo en cocaína y benzodiazepinas e implicado en un accidente de tráfico).

La mañana se preveía, como suele ser habitual, lenta.  Se acumulaban dos horas de retraso y no estaba claro si finalmente el juicio se celebraría. En estos casos la impaciencia no ayuda a acelerar la justicia, por lo que hay que armarse de toda la paciencia del mundo y esperar acontecimientos, aunque haga aparición el aburrimiento.

En esa estábamos cuando, entre la gente que atestaban los pasillos, vi un rostro conocido.  Era Ernesto Pérez Vera.  Por fin ponía presencia física a lo que hasta ese momento se había limitado a una amistad virtual y a una admiración real hacia un magnifico profesional. Es curioso que teniendo nuestros lugares de trabajo tan cerca jamás hayamos coincidido en ningún foro.  El encuentro fue de lo más afectuoso y, como suele ser habitual en él, de lo más ameno.  Fue ahí, en ese momento, cuando Ernesto me comentó el proyecto en el que había estado trabajando y que, por fin, había llevado a buen puerto: la publicación de su primer libro (corrígeme si me equivoco) dedicado  a un cuerpo de policía prácticamente desconocido en nuestro país (más bien de dos cuerpos de policía), la R.G.P. (Royal Gibraltar Police) y la G.S.P. (Gibraltar Services Police) ambas integrantes de las fuerzas de seguridad del Peñón de Gibraltar.  Tal y como posteriormente me ha indicado,  el principal objetivo de este trabajo es dar a conocer el ayer y hoy –también casi el mañana- de las fuerzas de seguridad del Peñón de Gibraltar, así como dar un somero vistazo a la historia de esa formación rocosa, y de la propia urbe y sociedad gibraltareña.  La mirada alcanza, en parte, a la historia de la comarca del Campo de Gibraltar, e incluso de España.


Ernesto había iniciado esta aventura hace ya algún tiempo, cuando publicó un artículo (en dos entregas) en la revista WAR HEAT en noviembre y diciembre de 2009 y que luego reprodujo en su blog TIRO POLICIAL-REACTIVO-DEFENSIVO.  Ahora la aventura culmina con la publicación (ya se encuentra en impresión) de la obra UNA MIRADA DESDE LA VERJA. POLICÍAS EN LA ROCA (1830-2011) y de la que seguiré informando en próximas entradas.  Seguro que esta obra resultará de interés  para muchos de los visitan este espacio.  Abajo reproduzco la portada.

Bueno pues la mañana finalmente no solo no la di por perdida, sino que  la cálida conversación con Ernesto me la  hizo mucho más llevadera, aunque al final, tal y como era de prever, no fue necesaria nuestra comparecencia en el juicio, dado que el imputado se conformó con lo que pedía el fiscal.  A las dos de la tarde salíamos a toda mecha del juzgado algo más liberados.  Ernesto aún tuvo que aguantar una hora más.



2 comentarios:

  1. Hola Boiso: muchas gracias por la deferencia públicamente muestras para conmigo y mi trabajo.

    Tal y como ya te expresé, yo también disfruté de la compañía y la conversación.

    Pronto podré informarte sobre la presentación y medios para conseguir un ejemplar. GRACIAS.

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  2. Una obra impresa en Granada por LOZANO IMPRESORES, y editada por EDITORIAL G.E.U.

    Ernesto Pérez Vera, autor.

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