El desarrollo científico, especialmente en el ámbito de la genética, ha posibilitado la aplicación de nuevas tecnologías que han ido profundizando en su capacidad identificadora sobre indicios biológicos muy pequeños. La tecnología más evidente hoy en día para tal fin es, sin duda, la investigación sobre el ADN (Ácido desoxirribonucleico).
Hoy todo el mundo sabe lo que es el ADN, bueno, más bien se sabe que sirve para identificar a presuntos autores de delitos, gracias a las series de televisión como CSI, o que sirve para saber si esa persona es o no tu progenitor, esto gracias al Diario de Patricia.
En el campo de la Medicina Forense, desde su primera aplicación en 1985 en Inglaterra por Alec Jeffreys para la resolución de un caso de inmigración de un joven procedente de Ghana, la investigación del ADN ha permitido la identificación de innumerables delincuentes, asesinos, violadores, etc. Su uso se ha extendido y generalizado a una velocidad de vértigo, quizás debido a su efectividad y versatilidad, y a la posibilidad de estudiar tanto fragmentos de ADN de una longitud relativamente grande, como a analizar otros fragmentos, mucho más pequeños procedentes de indicios mínimos, gracias a la posibilidad de ampliación de las muestras mediante la reacción en cadena de la polimerasa.
Su uso se ha generalizado, no solo en la investigación criminal, sino para asuntos mucho más baladíes, por ejemplo, es un elemento más de la telebasura. La noticia que reproduzco a continuación, no es de cachondeo, es también un ejemplo de esa generalización, extensión y desarrollo.
Pronto podremos ver a los agentes de la policía local enfundados en higienicos monos desechables de color blanco, cubiertos de gafas de protección y respiradores, tomando muestras de heces para su posterior analisis en laboratorios especializados. Serán los futuros grupos de investigación policial: "POLÍMEROS" o más concretamente "POLINUCLEÓTIDOS".
Hoy todo el mundo sabe lo que es el ADN, bueno, más bien se sabe que sirve para identificar a presuntos autores de delitos, gracias a las series de televisión como CSI, o que sirve para saber si esa persona es o no tu progenitor, esto gracias al Diario de Patricia.
En el campo de la Medicina Forense, desde su primera aplicación en 1985 en Inglaterra por Alec Jeffreys para la resolución de un caso de inmigración de un joven procedente de Ghana, la investigación del ADN ha permitido la identificación de innumerables delincuentes, asesinos, violadores, etc. Su uso se ha extendido y generalizado a una velocidad de vértigo, quizás debido a su efectividad y versatilidad, y a la posibilidad de estudiar tanto fragmentos de ADN de una longitud relativamente grande, como a analizar otros fragmentos, mucho más pequeños procedentes de indicios mínimos, gracias a la posibilidad de ampliación de las muestras mediante la reacción en cadena de la polimerasa.
Su uso se ha generalizado, no solo en la investigación criminal, sino para asuntos mucho más baladíes, por ejemplo, es un elemento más de la telebasura. La noticia que reproduzco a continuación, no es de cachondeo, es también un ejemplo de esa generalización, extensión y desarrollo.
Pronto podremos ver a los agentes de la policía local enfundados en higienicos monos desechables de color blanco, cubiertos de gafas de protección y respiradores, tomando muestras de heces para su posterior analisis en laboratorios especializados. Serán los futuros grupos de investigación policial: "POLÍMEROS" o más concretamente "POLINUCLEÓTIDOS".
No se por qué a veces no se nos toma en serio.
El Ayuntamiento de Hernani (Guipúzcoa) analizará el ADN de las cacas de los perros no recogidas de la vía pública para identificar y sancionar a los propietarios de los canes, que deberán hacerse cargo del coste de las pruebas y abonar también una multa.
Esta medida se incluye en la nueva ordenanza municipal que regula la tenencia de animales en Hernani, publicada ayer en el Boletín Oficial de Guipúzcoa, que fue aprobada el pasado jueves en un pleno con los votos a favor de ANV, que gobierna la localidad, y de EB, y la oposición del resto de partidos.
La normativa precisa que esta identificación genética, que corre a cargo del bolsillo del dueño del perro y que al parecer podría costar entre 35 y 75 euros, permitirá identificar al propietario del can cuyas heces estén abandonadas en la vía pública.
La Policía Municipal será la encargada de tomar una muestra de la caca abandonada, siguiendo un protocolo de recogida establecido por el banco de ADN de la Universidad del País Vasco, que será después analizada y cotejada con las muestras existentes.
Todos los gastos ocasionados para la identificación del can correrán a cargo del propietario infractor, que deberá además abonar una multa que oscila entre los 60,10 y los 300,50 euros, idéntica a la que se impondrá a los ciudadanos que se nieguen a hacer las pruebas de ADN a sus mascotas.
Fuentes de la Guardia Municipal han indicado a Efe que todavía no han recibido ninguna comunicación sobre sus nuevas funciones, aunque han comentado su disposición a desempeñar todas las tareas que les sean encomendadas dentro de su turno de trabajo.
La iniciativa ha generado cierta polémica en este municipio guipuzcoano ya que, según denuncian algunos dueños de perros, la normativa anterior ya preveía sanciones para los propietarios que no recogieran estos excrementos y no se ha interpuesto ninguna en 30 años con los que consideran que esto es pasar del “blanco al negro”.
También hay vecinos a favor de una medida con la que se prevé reducir sustancialmente los excrementos.
FUENTE: ANDALUCÍA INFORMACIÓN
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