Un accidente de tráfico es un fenómeno o acontecimiento físico en el que confluyen diversos factores: la vía, como escenario físico; el vehículo, que es la máquina capaz de mover y moverse transformando y generando formas de energía y el conductor como factor que decide sobre el movimiento del vehículo en un determinado espacio físico. En el tráfico se produce la concurrencia de un elevado número de personas y vehículos compartiendo el espacio, por lo que es precisa su ordenación para establecer cómo ha de compartirse ese espacio, qué requisitos debe cumplir cada unos de los factores intervinientes en el fenómeno del tráfico y cómo han de afrontarse las consecuencias que la interrelación entre el hombre, el vehículo y la vía pueda generar. Para ello se ha visto la necesidad de establecer un determinado número normas que tratan de regular cada uno de dichos factores, teniendo en cuenta que la separación en bloques normativos no desfigura la unidad del ordenamiento jurídico. De esta forma se han establecido normas que regulan las infraestructuras viarias; normas que regulan las condiciones técnicas y las autorizaciones con las que deben contar los distintos vehículos; normas que regulan las aptitudes que deben tener los conductores y las autorizaciones que precisan para poder manejar los vehículos; normas que regulan el comportamiento y la forma en la que ha desarrollarse la circulación viaria; normas que regulan determinado tipo de vehículos y las autorizaciones precisas para desarrollar la actividad y normas que regulan las consecuencias jurídicas que el tráfico puede producir y los mecanismos que serán necesarios para afrontar los posibles perjuicios que se puedan ocasionar. Se trata por tanto de un sistema normativo muy complejo por regular áreas muy diferenciadas, pero que, en cualquier caso, habrá de ser tenido en cuenta cuando se produce un accidente.
El Estado, según se desprende del artículo 149.1.21ª de la Constitución Española de 1978, es el competente para regular las distintas materias relacionadas con el tráfico y circulación de vehículos a motor, tanto sobre las condiciones que tienen que ver con la circulación como sobre las condiciones que deben llevar los vehículos que circulan.
Cuando en un accidente de tráfico se encuentra implicado un vehículo de transporte público habrá que tener en consideración todos las áreas o bloques normativos generales que afectan a la circulación de vehículos en general y aquellas otras normas específicas que regulan de forma diferenciada la circulación de este tipo de vehículos.
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