MARC ROVIRA - Girona - 02/08/2009
Bajo un sol de justicia, los Mossos d'Esquadra se desplegaron ayer por la frontera de La Jonquera (Alt Empordà) para hacer cumplir la última directiva del Servicio Catalán de Tráfico (SCT). Los agentes actuaban con órdenes muy concretas: no dejar pasar ni un solo vehículo que circulase con exceso de carga, ante el desconcierto de sus ocupantes que ya habían cruzado media Europa. Tuvieron trabajo porque no eran pocos los coches que llegaban cargados hasta los topes. En poco rato el abrasador asfalto quedó lleno de muebles, herramientas, ropas, electrodomésticos, comida y hasta un motor de vehículo. Alguien en el norte de África se quedará sin la esperada pieza que tenía que hacer resucitar un viejo automóvil y que el pariente emigrante prometió traer por vacaciones.
No era capricho de los Mossos el aligerar de peso los vehículos que iban llegando a La Jonquera. En lo que supone una iniciativa pionera en España, el SCT se ha propuesto controlar los coches que cruzan el litoral Mediterráneo para poner rumbo a Algeciras y, posteriormente, cruzar el Estrecho para pasar al otro lado el descanso veraniego. Las autoridades de tráfico dicen tener números que indican que el exceso de carga en los coches repercute notablemente en la seguridad en carretera y, por lo tanto, se han decidido a ponerle fin. Magrebíes llegados de Holanda, Bélgica y, mayoritariamente, de Italia y Francia comprobaban con estupefacción cómo, por primera vez y sin previo aviso, los objetos que tenían que llegar a África no pasaban de la Porta Catalana.
Bajo un sol de justicia, los Mossos d'Esquadra se desplegaron ayer por la frontera de La Jonquera (Alt Empordà) para hacer cumplir la última directiva del Servicio Catalán de Tráfico (SCT). Los agentes actuaban con órdenes muy concretas: no dejar pasar ni un solo vehículo que circulase con exceso de carga, ante el desconcierto de sus ocupantes que ya habían cruzado media Europa. Tuvieron trabajo porque no eran pocos los coches que llegaban cargados hasta los topes. En poco rato el abrasador asfalto quedó lleno de muebles, herramientas, ropas, electrodomésticos, comida y hasta un motor de vehículo. Alguien en el norte de África se quedará sin la esperada pieza que tenía que hacer resucitar un viejo automóvil y que el pariente emigrante prometió traer por vacaciones.
No era capricho de los Mossos el aligerar de peso los vehículos que iban llegando a La Jonquera. En lo que supone una iniciativa pionera en España, el SCT se ha propuesto controlar los coches que cruzan el litoral Mediterráneo para poner rumbo a Algeciras y, posteriormente, cruzar el Estrecho para pasar al otro lado el descanso veraniego. Las autoridades de tráfico dicen tener números que indican que el exceso de carga en los coches repercute notablemente en la seguridad en carretera y, por lo tanto, se han decidido a ponerle fin. Magrebíes llegados de Holanda, Bélgica y, mayoritariamente, de Italia y Francia comprobaban con estupefacción cómo, por primera vez y sin previo aviso, los objetos que tenían que llegar a África no pasaban de la Porta Catalana.
La escena se repetía una y otra vez. Los intérpretes de árabe que la Cruz Roja había puesto a disposición de los Mossos informaban a los sorprendidos conductores que tenían que pesar el vehículo en una báscula dispuesta allí expresamente para la ocasión, para comprobar si viajaban con sobrepeso o no. Hubo marcas espectaculares de hasta 500 kilos por encima del peso máximo permitido.
El caso es que después de cruzar media Europa sin encontrar oposición alguna y sin terminar de entender el porqué de la cosa, los conductores obedecían las indicaciones de los agentes y, al poco, empezaban los razonamientos para poner a dieta al vehículo. Lo primero que salía de los portaequipajes eran cajas de comida y paquetes de leche. Los comestibles se pueden volver a comprar fácilmente de camino al sur. Si el coche seguía estando gordo, más reticencia había a la hora de desprenderse de los regalos cargados para familia y amigos. Y es que no eran simples souvenirs, para muestra la lavadora que quedó aparcada en los depósitos previstos a modo de consigna o guardarropía.
Los Mossos se comprometen a custodiar todos los efectos durante treinta días y si, pasado el tiempo, nadie los ha ido a recoger, serán entregados a beneficencia
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