Momentos tensos en el mercadillo, todos conocen el genio que se gasta el frutero, pero nadie podía imaginar que se enfrentara de esta manera tan letal a la policía. Haciendo gala de su época ninja, acojona a la policía y reparte leña.
Esta es la descripción que acompaña al vídeo expuesto en youtube y que puedes ver reproducido aquí.
Un vendedor ambulante, de nacionalidad estonia, se enfrenta a la policía en un mercadillo de una ciudad de finlandesa. El frutero se niega a seguir las instrucciones de la policía, que parece indicarle que abandone el lugar, probablemente por carecer de autorización para ejercer la venta en ese lugar. Poco a poco la tensión va aumentando. El frutero repite una y otra vez que quiere la presencia de un abogado y se niega reiteradamente a cumplir las órdenes de los agentes, hasta que se produce el enfrentamiento físico. Los agentes han de recurrir a sus defensas extensibles y a pistolas de gases para tratar de reducirlo y se ven en la necesidad de pedir la colaboración de otras patrullas de apoyo. El frutero trata de encontrar algún elemento para utilizar como arma contra los agentes. Primero utiliza una caja de plástico y a continuación una escoba que arrebata a uno de los vendedores ambulantes que se aprestan a colaborar con los agentes.
La mayoría de la gente desconoce que este tipo de escenas se producen con más frecuencia de la deseada en situaciones similares. Individuos que, ante un requerimiento de los agentes de la autoridad, especialmente en supuestos de infracciones administrativas, muestran una actitud poco o nada cooperadora, que dicen sentirse “indignados” porque los policías les recriminan una acción o porque los policías les denuncien por cometer alguna infracción o llegan a mostrar, en algunos casos, una actitud agresiva que obliga a los policías a utilizar la fuerza necesaria para hacer cumplir la ley.
Lo curioso del vídeo es la actitud de la gente, de los ciudadanos que observan los acontecimientos. La mayoría permanece al margen de lo que ocurre, pero algunos ciudadanos se aprestan a colaborar con la policía para detener e inmovilizar al energúmeno. Nadie hace frente común con el detenido. En nuestro caso, especialmente cuando se trata de intervenciones de la policía local, suelen producirse situaciones en las que los “ciudadanos “, no solo no se mantienen al margen, sino que, desgraciadamente, en ocasiones tratan de obstaculizar el trabajo policial o tratan de ayudar y socorrer al infractor o al delincuente, en una extraña “solidaridad” que coloca al policía en situación bastante complicada.
Como ejemplo, recuerdo una intervención, de hace ya varios años, cuando prestaba servicio en un mercado, en la que sorprendimos a un individuo (un conocido yonqui y delincuente) cuando exponía a la venta en un puesto ambulante, pescado, que, previamente, había extraído de un contenedor donde había sido depositado por los servicios veterinarios tras decomisado a otro vendedor ambulante y ser tratado químicamente para que no pudiera ser reutilizado, lo que, evidentemente, suponía un peligro para la salud de las personas que pudieran adquirir dicho pescado. Ya no se trataba simplemente de venta ilegal de productos perecederos, sino de un delito contra la salud pública. Pues bien, no solo tuvimos que enfrentarnos con el delincuente, que obviamente no puso las cosas fáciles, sino que nos vimos obligados a hacer frente a los ciudadanos, que en ese extraño baile de solidaridad, nos exhortaban a que dejáramos al “pobrecillo” vender el pescado, que con eso “se estaba ganando la vida” y que con ello no hacía mal a nadie.
En ocasiones los ciudadanos toman partido contra los agentes de la autoridad sin saber, sin conocer y sin comprender las razones y motivos que impulsan a los agentes a adoptar determinadas decisiones. El vídeo podría ser una muestra de que, más allá de nuestras fronteras, las cosas se hacen posiblemente de distinta manera y existe un mayor respeto hacia la labor policial.
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